sábado, 24 de septiembre de 2016

Un aventurero en la sangre

A su madre le encantaba tratar de espantar los pájaros de su cabeza, a pesar de que sabía muy bien que no podría evitarlo. Aquel niño soñador había crecido escuchando las increíbles historias de su abuelo alrededor del mundo, y si algo tenía claro era que algún día él también viviría aventuras como aquéllas, o incluso mejores. Tal vez fuera un sueño demasiado ambicioso para uno de los hijos de aquella humilde familia, pero no podía ser de otra manera, la sangre de su abuelo corría por sus venas. Noche tras noche soñaba una misma cosa, algún día volaría lejos de allí.
Y vaya si voló, ¡y lo hizo bien alto! Con apenas veinte años, su familia vio cómo su sueño al fin se hacía realidad. Se marchaba de la casa que lo había visto crecer para vivir aquellas aventuras de las que no paraba de hablar, y lo hacía llevando consigo sólo una mochila roja que se convertiría en su inseparable compañera. Quizá su hermano mayor hubiera sido siempre el más guapo, pero en sus viajes él conocería a muchas más mujeres de las que había en el pequeño pueblo donde se criaron. Mientras tanto, entre mujer y mujer, él iba visitando muchos de los sitios con los que siempre había soñado, y también muchos otros lugares mágicos de los que nunca había oído hablar. ¡Ni siquiera el abuelo podía haber estado en tantos!, pensaba él. Del ardiente desierto a las montañas más heladas, pasando por las islas más perdidas, en pocos años ya había recorrido más de medio mundo. Conoció tantas culturas como aventuras vivió, muchas de ellas convertidas en auténticas leyendas allí donde ocurrieron. Y aunque todos sus viajes no siempre acabaran bien, para él eso era sentirse vivo.
Pero los años también volaron, y el tiempo hizo simples anécdotas de sus grandes aventuras, como las que su abuelo le contaba de pequeño. Su vida era ahora bien distinta, después de varios años pensándolo, por fin dio el gran paso y sentó la cabeza. De vez en cuando, los exóticos lugares que había conocido aparecían ante sus ojos sin previo aviso, sólo para esfumarse un instante después. Pero tenía un trabajo genial y una bella mujer que le había dado ya varios hijos, nunca se había sentido tan feliz. Además, la historia parecía repetirse de nuevo, el mayor de los niños también admiraba las hazañas de su padre. Podría decirse que su nueva vida era perfecta, ¿acaso podía pedir algo más? Sin embargo, aunque no había logrado encontrar nada parecido en ninguno de sus viajes, sabía que algún día volvería a volar como ya lo hizo una vez. ¿Cómo no iba a hacerlo?, la sangre de su abuelo corría por sus venas.

Indiana Jones En Busca del Arca Perdida Raiders of the Lost Ark Steven Spielberg Harrison Ford
Foto: En Busca del Arca Perdida (Raiders of the Lost Ark) (1981)
Dir. Steven Spielberg

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