martes, 1 de noviembre de 2016

Camino a la belleza, Parte 1

El amor fue siempre la última de sus preocupaciones, ¿cómo podía haber gente que soñara con encontrar a alguien?, ¡había que ser idiota! Y no es que siempre hubiera estado solo, claro que no, simplemente pensaba que esas cosas sucedían sin más, si es que acaso tenían que ocurrir. Mujeres hubo en su vida, desde luego, hasta que en los últimos años la soledad terminó por convertirse en el único de sus amores. Y aunque sus ideas fueran firmes, lo cierto era que la triste venda que tapaba sus ojos le impedía ver que muchos otros ya se habían equivocado antes como él.
Las grandes emociones que habían llenado sus días ahora sólo formaban parte del pasado, ya hubo tiempo para eso y mucho más años atrás. El tiempo había hecho de la suya una vida tranquila sin quebraderos de cabeza, pero también sin alegrías, y tal vez él mismo también tuviera algo que ver. Los días del abandono se escapaban uno detrás de otro, los rayos del alba se colaban cada mañana a través de la vieja ventana de su descuidada habitación, volviéndose difícil de verdad distinguir si aquello era un nuevo día o si se estaba repitiendo de nuevo el anterior. Poco más que apatía podía encontrarse por los rincones de un apartamento que era realmente pequeño al lado del enorme vacío que llenaba sus paredes. Quizá no fuera la vida soñada por nadie, pero gracias a aquella calma había logrado sentir algo parecido a esa felicidad que tanto deseaba. Sin embargo, como siempre había sido y seguiría siendo, sólo era cuestión de tiempo que todo volviera a cambiar.
Una mañana que se había empeñado en copiar a las anteriores acabaría siendo totalmente diferente, el largo rellano que daba a su entrada estaba lleno de toda clase de objetos. Pero aquella mudanza no era ninguna novedad, siempre había gente entrando y saliendo de aquel apartamento al fondo del pasillo. Cuando parecía que nada iba a cambiar, las puertas del ascensor se abrieron de par en par para revelar la misteriosa identidad de su todavía desconocida vecina. Ya nunca olvidaría la primera vez que sus miradas se cruzaron, era la segunda vez aquella misma mañana que un rayo de luz iluminaba su deslucido rostro. Esas emociones que llevaban tanto tiempo durmiendo despertaron del olvido, todo su mundo empezó a tambalearse al ver la escultural silueta de aquella belleza alejarse hacia la puerta de su nuevo piso, ¿sería capaz de dar el paso y emprender aquel mismo camino?

Rrocky John G Avildsen Silvester Stallone Talia Shire
Foto: Rocky (1976) Dir. John G. Avildsen

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Puedes verlo en la segunda parte del relato:

      http://lasvidasquenofueron.blogspot.com.es/2016/11/camino-la-belleza-parte-2.html#comments

      Un saludo!

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