Su padre, lleno
de orgullo, como no podía ser de otra manera, estaba convencido de que él era
realmente especial. Tal vez fuera lo que cualquier hijo inspira a sus padres,
pero aquella intuición era inusualmente intensa. Los años fueron sucediéndose unos
a otros y todo apuntaba a que aquel hombre sencillo no andaba nada equivocado,
estaba claro que ese niño tenía algo. Incluso las otras madres, a
la par que se consumían por la envidia, podían ver con claridad que él era
distinto. ¡Qué orgulloso habría estado el abuelo de todo lo que estaba por
venir!
El niño se hizo
hombre, y el camino hacia el éxito fue rápido y dichoso. La gente recordaba la
gracia que tenía aquel niño encantador, pero volverse todo un galán hizo que
las mujeres recordaran sus encuentros por algo más que eso. Y cómo disfrutaban
sus amigos de las mágicas notas que salían de las manos de ese artista, el
mismo que un día fue aquel niño que tanto llamaba la atención por la
creatividad que los demás no tenían. Puede que sus sueños de pequeño no fueran
nada más que disparates, pero con el tiempo aquellas ilusiones se convirtieron
en ideas que le ayudaron a alcanzar la cima del éxito. Nada volvería a faltar
nunca más en la familia, a pesar de que la suya hubiera sido una infancia
realmente difícil. Todo era perfecto en un idílico presente en el que los
treinta todavía quedaban algo lejos, pero su mirada ya sólo estaba puesta en el
futuro ahora que su hermosa mujer y él estaban esperando al que iba a ser el
primero de sus tres hijos.
Pues bien,
después de haber tenido el placer de gozar del maravilloso cuento que había
sido su vida, allí se encontraba. Lo único que tenía enfrente era otro
muchacho, más o menos de su edad, tan asustado como él. Una guerra a la que
ninguno de los dos había encontrado nunca el sentido, quizá por el simple hecho
de que no lo tenía, podría estar marcando el fin del camino. Aquel otro chico
todavía no tenía tanto que contar algún día a sus nietos pero, al igual que
todos, no dejaba de tener una historia que aún no había acabado de escribirse.
Foto: War Horse (2011) Dir.
Steven Spielberg
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