jueves, 6 de octubre de 2016

Amar con el Diablo, Parte 2

Lo había escuchado alto y claro, pero no podía dejar de frotarse los ojos. Aunque fuera mucho más real que cualquiera de sus pesadillas, era del todo imposible que aquello estuviera sucediendo de verdad. Las llamas trataban de escapar de los ojos de aquel personaje, una mirada inyectada en sangre que se clavaba hasta el fondo de su alma. De su cabeza brotaban dos largos cuernos, y eran tan rojos como la cola puntiaguda que asomaba detrás de él. El Diablo se había aparecido en mitad de la noche como por arte de magia, con un tridente en una mano y una oferta bajo el brazo. Pero, ¿por qué a él y no a otro? Aquel hombre asustado no era nadie, ni tenía nada, o, al menos, eso era lo que creía.
Nada más y nada menos que fortuna, ¡todo lo que hubiera podido imaginar! Esa vida de lujo con la que llevaba tantos años fantaseando estaba, de repente, al alcance de su mano. ¡Qué generoso, este Diablo!, pensó por un momento. ¿Por qué la gente hablará siempre tan mal de él? Su imaginación empezó a volar, ya podía verse a sí mismo relajado en la arena de la isla paradisíaca que llevaría su nombre, y también a todos esos peces junto a los que nadaría por las aguas cristalinas de sus playas. Sin embargo, aquella euforia no duraría mucho, pues no era un regalo lo que el Diablo tenía para él, sino un trato. A cambio de todo aquello, lo único que tendría que hacer sería renunciar a ese amor que acababa de entrar a su vida. Además, el Diablo, tratando de fingir algo de empatía, le garantizaba que su chica no sufriría en absoluto. Si aceptaba aquel pacto, a la mañana siguiente ella le habría olvidado por completo. Siempre había pensado que el amor era lo más importante, pero, al fin y al cabo, apenas hacía un par de meses que se habían conocido, y nadie podía asegurarle que aquello fuera a ser para siempre.
Y aunque al principio tuvo algunas dudas, no tardaría mucho en tomar una firme decisión. No iba a cambiar el amor por nada en el mundo, aquella mujer podría ser el amor de su vida y no estaba dispuesto a renunciar a ella. Tan pronto como aquellas palabras salieron de su boca, el Diablo se esfumó y la habitación volvió a la normalidad. El calor dio paso de nuevo al frío y, pasados pocos minutos, se durmió profundamente. Cuando despertó, fue directo a mirarse en el espejo, como cada mañana, y al ver su rostro reflejado en el cristal volvió a preguntarse una vez más por qué seguía solo. Tanto la última noche como los recuerdos de aquel amor se habían borrado de su mente, aquella noche alguien más había recibido aquella misma oferta, pero él ya nunca lo sabría.

Wish You Were Here Pink Floyd
Foto: Detalle de la Portada del Álbum "Wish You Were Here" (1975) 
Art. Pink Floyd

2 comentarios:

  1. ... no podría ser de otro modo en el mundo en el que vivimos. Estupendo final Alberto!

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    1. Algún día las excepciones se convertirán en la regla general, todo depende de nosotros mismos. Un saludo!

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